Caminas junto a la orilla del mar,
tus pies se hunden en la arena.
Una ola viene a tu encuentro,
borrando tus pisadas.
Nada queda de tu paso,
aún así sigues caminando.
Qué importa si dejaste rastro o no,
pues ya no pisas la arena.
Ahora vuelas,
dejas estelas en el aire que el viento solar se lleva,
lejos,
disipándose en la eternidad.
Ya no sólo eres
agua,
tierra,
soplo,
fuego,
eres… mucho más.
Ángel Hache