Respiré profundamente hacia mi propio centro como si estuviera logrando mi equilibrio psíquico. Luego una imagen surgió en mi mente, al principio difusa, pero luego muy clara. Fue absolutamente impactante. Vi la forma de un Ser Humano muy alto, extremadamente confiado, casi andrógino. Un suave manto color crema, plegado, flotaba sobre su figura de casi dos metros de alto, con largos brazos reposando calmadamente a los lados. Dedos aun más largos al final de sus brazos. La energía de esta forma me parecía más masculina que femenina. La piel del Ser era rojiza y su cabello, a la altura de los hombros, era castaño. La cara mostraba altos pómulos y una nariz recta como cincelada. Los ojos eran de un azul intenso y la expresión era de bondad suprema, aunque de gran fortaleza. El ser levantó sus brazos como dándome la bienvenida. Sentí que algo muy oriental emanaba de este gesto, más oriental que occidental. Y tuve la intuición de que era extremadamente protector, lleno de paciencia, pero capaz también de mostrar un gran enojo. Era simple, pero tan poderoso que parecía 'saber' todo lo que era necesario saber. Me quedé sin habla ante lo que estaba viendo y lo que sentía acerca de este ser.
-¿Quién eres?, le pregunté, temiendo escuchar lo que me diría, temiendo vivir esta experiencia dimensional. ¡El Ser me sonrió y me abrazó!
-Soy tu Yo Superior Ilimitado, dijo.
-¡Oh Dios mío!, me escuché decir estúpidamente. ¿Realmente estás ahí?
Sonrió de nuevo.
-Sí, dijo. He estado siempre aquí. He estado aquí contigo desde el inicio del tiempo. Nunca me alejo de ti. Yo soy tú. Soy tu alma ilimitada. Soy el tú ilimitado que te guía y te enseña a través de cada encarnación.
-Escucha, le dije, ¿por qué tienes una forma y por qué te ves de esta manera?
Volvió a sonreír.
-Porque, dijo, debes verme en la forma de una dimensión del plano de la Tierra. La forma del alma es la forma del cuerpo humano, en todo caso. La única diferencia es que el alma es una forma sin masa. Pero si tú pudieras ver la forma-de-Luz de un alma, verías una cabeza, dos brazos, un cuerpo y dos piernas. El alma es luz de alta frecuencia sin masa. Esa es la única diferencia.
-Bien pero, ¿por qué me pareces tan masculino?, le pregunté.
-Solamente parezco más masculino que femenino porque soy poderoso. La energía del alma es poderosa, pero también es andrógina. Es decir, existe un equilibrio perfecto entre la energía positiva, que es masculina, y la energía negativa que es femenina, o yin (femenino) y yang (masculino). La energía positiva masculina es impulsiva y activa. La energía femenina negativa es receptora y aceptadora. Ambas son igualmente necesarias para lograr la vida, una no puede obrar sin la otra.
La imagen del Yo Superior permaneció calmada y centrada. Tenía la impresión que no se manifestaría a menos que estuviera motivada a hacerlo. Miré por la ventana, hacia un árbol afuera. Se mecía con la brisa.
-Escucha, dije, si te pidiera que me ayudaras a detener el movimiento de un árbol, lo podríamos hacer?
-Pruébame, dijo el Yo Superior.
-Bien, dije. Ese árbol afuera. Vamos a impedir que se balancee.
-Muy bien, dijo el Yo Superior. Siente mi poder convertirse en tú poder. Asume que juntos podemos lograr cualquier cosa.
Me conecté con la energía de mi imagen del Yo Superior y me fundí en ella.
-Ahora, dijo, pídele permiso al árbol para controlar su movimiento.
-¿Pedirle permiso al árbol? Le pregunté, dándome cuenta de pronto de las refinadas sutilezas de una interacción kármica.
-Por supuesto, dijo el Yo Superior. Todo tipo de vida debe trabajar en armonía, equilibrio y respeto por otra vida. No puede existir abuso de poder sin que haya una desastrosa consecuencia. Vas a escuchar al árbol responderte. Conocerás cómo se siente acerca de esto.
-¿Los árboles sienten?, pregunté.
-Desde luego, dijo el Yo Superior. Toda vida vibra con sentimiento. Y el estado natural del sentimiento es amor. El estado de amor se logra simplemente siendo. La naturaleza es una manifestación del estado de simplemente "ser". Así es. Y lo que es, en el sentido más puro, es el perfecto equilibrio.
Shirley, una vez que exitósamente detuvo el movimiento del árbol con la ayuda del Yo Superior, continúa:
Miré hacia arriba al Yo Superior en mi mente. Los brazos bajaron suavemente.
-¿Te das cuenta?, dijo. Tú hiciste eso. Tú puedes usar tu energía para cualquier cosa. Pero debes reconocerme para poder hacerlo.
-Entonces, ¿cuál es la diferencia entre tú y Dios?, pregunté.
-Ninguna, dijo. Yo soy Dios, porque toda energía está conectada a la misma fuente. Somos cada uno aspectos de esa Fuente. Todos somos parte de Dios. Somos reflejos individualizados del Origen de Dios. Dios es nosotros y nosotros somos Dios.
-Y tú eres yo.
-Correcto.
-Luego, ¿todos tienen su propio Yo Superior Ilimitado?
-Exactamente, dijo el Yo Superior. Y cada Yo Superior está en contacto con cada uno de los Yo Superior. Todas las almas ilimitadas resuenan en armonía una con la otra. La razón por la cual no reconocéis esa verdad en el plano de la Tierra es porque no estáis en contacto con la energía del alma individual de vuestros Yo Superiores. Pero habréis de llegar allí porque no existe otro lugar en donde lograr la paz. La paz en el exterior proviene de la paz en el interior. La paz interna surge de la comprensión de que todos somos Dios.
(Del libro: Lo que sé de mí -Shirley MacLaine)