Tuve un sueño:
Un viejo mundo invadido por el odio y las guerras.
Sobre una loma, un vaquero. Otra loma, un indio. (Expresión de los eternos adversarios).
Tras una larga caminata distinguimos unas cumbres montañosas, nevadas, una ciudadela amurallada entre éstas y nosotros. Nos acercamos, nadie nos impide la entrada a través de un gran portón. Al otro lado, diferentes personas caminan con determinación cubiertos por sencillas túnicas
“franciscanas”, no sabemos dónde van.
“franciscanas”, no sabemos dónde van.
Al poco entramos en un gran edificio, máxima expresión de simplicidad. Ante nosotros lo que parece ser una reunión de sus habitantes. Uno de ellos se acerca a nosotros diciéndonos: “Sed bienvenidos. Habéis sido ´hombres-lobos´…, hasta ahora. Ya sois, simplemente, humanos”.
Acto seguido todos los que allí se encontraban se despojaron de sus vestiduras y, ante nuestro asombro, uno de los mayores acontecimientos que uno pueda experimentar: seres de Luz. Elevaron sus rostros y, ante una “orden silenciosa”, comenzaron a entonar al unísono una sinfonía que fue inundando el recinto en el que nos encontrábamos.
Era el sonido más armonioso que jamás hayamos escuchado.
Nos invitaron a unirnos.
Contestamos que no estábamos a la altura de las “circunstancias”.
Con una sonrisa, uno nos dijo: “Dejad que se exprese vuestro corazón”. Y así lo hicimos.
En lo alto del recinto, el que parece ser “director de la orquesta” preside la reunión, su entonación es más “humana”, similar a la nuestra.
… ¿Un sueño?
Ángel Hache
