–Tengo sed, maestro.
–Bebe de la fuente.
–¿De cuál, maestro?
–No importa de cual fuente bebas, pues acabarás descubriendo aquella que lleva agua de manantial sin contaminar.
–¿Y cómo sabré cuál es?
–Observa, calla, espera y actúa.
–No entiendo maestro.
–Observa la naturaleza alrededor de cada fuente, si está realmente viva o moribunda. Calla, pues sólo en el silencio escucharás lo que éste te comunica. Espera, pues sólo con paciencia descubrirás la esencia que se oculta en cada gota de agua. Y actúa, no importa la cantidad de fuentes en las que bebas, pues sólo probando encontrarás la verdadera fuente de donde todo mana.
Ángel Hache