Les ha sucedido a ustedes mis queridos amigos, que cuando innovamos, creamos e inventamos, trabajando en lo que nos gusta, sentimos un goce mientras realizamos la obra (y eso sin mencionar el vendaval de sensaciones cuando la concluimos); que al realizar un bien a otra persona experimentamos una alegría contagiosa; que al hacer de nuestro lugar de trabajo un espacio recreativo y ameno comienzan a florecer ideas maravillosas; que al contemplar un paisaje sentimos una Paz infinita… Quizás te preguntes; ¿A dónde voy con tantos regodeos...?
Pues bien: dicen que lo opuesto a la felicidad, no es la tristeza, es “La insatisfacción”. Existe un goce que experimentamos cuando descubrimos nuestro potencial, es un goce que va más allá de lo físico o material y que tiene que ver con el hecho de sentirnos satisfechos.
Un ejemplo notable y digno es sobre aquel que faltándole ambos brazos y piernas le sonríe a la vida con agradecimiento. Sentirnos satisfechos no quiere decir que nunca tengamos que lidiar con dificultades, se trata de vivir un día a la vez, abrazados a la felicidad, es un anhelo del corazón, un sentimiento que nadie te puede quitar. Todos los desafíos, todas las pruebas, todas las dificultades, un día pasarán a ser simples anécdotas, sencillamente porque nos sentimos satisfechos con nosotros mismos, con nuestro crecimiento, con la persona en que nos hemos convertido, con nuestros logros alcanzados.
Podríamos decir, que la luz de la sabiduría espiritual, es “La Satisfacción” que nace desde el momento que comenzamos a ser, existir, sentirnos pleno, ser “dueños de nuestro destino” y sin pretensiones de ser sabios o maestros, pasar por la vida dejando una estela de alegría, Amor y dicha.
Un caluroso abrazo mi gente bella. Feliz día.
Ana Iris Gavidia