–¿Cuándo seré como tú? –Le preguntó el niño al anciano.
El anciano, sentado sobre una roca, giraba un bastón haciendo círculos en la arena. Parecía no escucharle.
El niño le volvió a repetir la pregunta. El anciano no se inmutó.
–¿Cuándo seré como tú? –Por tercera vez el niño le insistió.
El anciano se volvió hacia él. Con una leve sonrisa le contestó:
–Cuando nada desees para ti y sigas el camino de tu corazón y no el mío, entonces Khai será una realidad en tu vida.
Ángel Hache