Las palabras se las lleva el viento, su esencia permanece hasta que te liberas y ya nada te ata
ADIÓS PARA SIEMPRE
Si el dolor, la angustia, la soledad, llaman a tu puerta… abre.
Invítalos a pasar.
Permite que se sienten, se acomoden.
Conversa con ellas todo el tiempo que creas necesario;
sin tapujos, sin dobleces ni mentiras.
Deja que expresen todo lo que llevan en su interior.
Cuando acaben de hacerlo, recomiéndales que amablemente te escuchen.
Dales tus razones del porqué no deben quedarse más tiempo.
Quizás debas comunicarles la decisión que has tomado tras tan largo sufrimiento:
«Me cansé de sufrir. He decidido ser feliz.
Dejad que mi alma vuele libre y pueda recorrer el espacio al encuentro de mi destino.
Así que os invito amablemente a que desandéis el camino por el que llegasteis a mí.
Hoy por fin voy a vivir en paz. No os pertenezco, no me pertenecéis… Me pertenezco a mi mism@.
Y hoy, ahora, ya no sois nada para mí.
No tenéis ya ningún poder.
Os lo di y os lo quito.
No os temo, ni siquiera os odio, simplemente… ya no existís.»
No lo dejes en "quizás" y que sigan habitando en tu alma.
Diles adiós, adiós para siempre.
Ángel Hache
UNA VIDA
Cuando el día y la noche se encuentran, en mi alma quedaron grabadas estas palabras:
«Una y otra vez reaviváis mi muerte y resurrección. Unos creéis que existí, otros no.
»Morí clavado en una cruz, no por vuestras imperfecciones sino porque era un peligro para el imperio romano y aún más para la jerarquía judía. Todo aquel que hace temblar los cimientos de una estructura caduca se enfrenta a las consecuencias. Mi mérito, si queréis verlo así, es haber “vencido” a la muerte y dejaros un mensaje sencillo; por ello costoso, para quienes han complicado su vida, lastrando su alma con el poder terrenal.
SIN MIEDO
Para ser feliz no dependo de ti,
de tu alegría o tristeza.
Dependo de mí,
de la ausencia de temor.
Sin deseo y sin miedo no me angustio ni desespero.
Libre soy,
puesto que nada poseo.
Sin máscaras ni apegos,
en la debilidad y fortaleza,
en la alegría y tristeza.
No espero.
Siento cómo mi vida se dilata.
Contemplo mi crecimiento en silencio
y aún dentro de mí soy ajeno a mí.
Si florezco en primavera,
bien.
Si no soporto los rigores del invierno,
también.
Volveré una y otra vez
hasta que por sí sola
mi alma florezca.
Una más entre millones,
con la savia de la Tierra y la luz del Sol.
Y te contemplaré desde dentro y fuera.
Y me descubriréis en cada una de vuestras almas.
Libre,
sin miedo.
Sencillamente siendo.
Ángel Hache
LA PROFUNDIDAD DEL MAR
En el fondo del mar, una gota vive en la oscuridad. Algunos peces le han hablado de otras gotas semejantes a ella que viven donde la luz las vuelve transparentes, todo en ellas es cristalino y ésta luz las acaba absorbiendo llevándolas fuera del mar a un viaje del que no saben su destino.
La verdad es que vivo bien aquí. Me he acostumbrado a la oscuridad de las profundidades marinas y no necesito más –se dijo–. Pero la intriga no dejaba de instigarla y un día, más bien una noche, emprendió el viaje de su vida rumbo a lo desconocido.
A MI PADRE
No tuvimos mucho tiempo para conocernos. Posiblemente vivíamos realidades diferentes a pesar de estar en el mismo mundo. Horas y horas pasaban cuando te marchabas de madrugada a traer “el pan de cada día”. Llegabas cansado, agotado… y este agotamiento sumado al dolor que siempre te acompañaba acabó por pasar “factura” a tu cuerpo. La guerra hizo sus estragos en el alma de tantas personas que les agotó las esperanzas, en la tuya.
Hoy tengo claro que sigo construyendo donde tú dejaste ladrillos apilados junto a las paredes que levantaste con tus propias manos. Son los pilares de un puente indestructible lo que tantas manos estamos trabajando.
Ahora lo ves todo más claro, dado que tu visión ha cambiado de perspectiva –es lo que tiene no estar atado a un cuerpo físico–. Ves con otros ojos, comprendiendo que no era banal tu paso por aquí. Eras y sigues siendo un eslabón necesario en la construcción de un mundo mejor.
¿Volverás por aquí?
Sé que no hay muro que nos separe a pesar de la “distancia”, que nada es cuando somos capaces de mirar un poco más lejos de lo que nos alcanza la vista. Hay realidades que sólo se ven con el alma amante. Y tú, hoy, eres real, envuelto en un cuerpo de luz. Aunque te recuerdo como eras, intuyo que eres mucho más…
¡Ah! Gracias papá. Tú ya sabes por qué.
Ángel Hache
31 KHAI. EN LA REALIDAD YA ES
Si aún no sabes qué,
quién es Khai,
si las palabras no son suficientes… Te entiendo.
Khai no se puede expresar con palabras.
Para que tu mente entienda la plenitud del vacío,
has de sentir,
abrir tu ser,
confiar en ti.
El vacío no es tal,
es abundancia.
Khai es su expresión,
el Espíritu que se manifiesta,
la esperanza hecha realidad.
Lo "ves" cuando amas.
Cuando aún no sientes que el amor te colma,
Khai sigue junto a ti,
en silencio,
sabiendo que en la Realidad ya ES.
No vives en soledad.
Khai es el Amor.
AMA.
Ángel Hache
30 KHAI. SOY TÚ, SOY YO
Soy el fuego que abraza tu alma cuando sientes frío.
Soy la mano que toma la tuya cuando estás perdido en la oscuridad.
Soy el viento que sopla la vela de tu vida cuando no tienes rumbo.
Soy la semilla enterrada que riegas con tus lágrimas,
unas veces de tristeza, otras de alegría,
que brotará y crecerá hasta alcanzar la cumbre de tus ojos.
Soy la vida en busca de la Vida.
Soy Tú cuando tú ya has dejado de serlo.
Soy Tú, soy Yo... Khai.
Ángel Hache
28 KHAI. RECORDÉ
Miré afligido al horizonte.
De pronto, del mar, surgió lentamente una brillante Luna llena.
La oscuridad de la noche poco a poco fue desapareciendo.
Y recordé…
Que Khai teje con hilos invisibles nuestras almas,
uniendo,
lenta pero inexorablemente,
unas con otras,
hasta que todas seamos una y multitudes,
multitudes y una.
La Luna me hizo un guiño.
Volví a mirar… sonriendo al horizonte.
Ángel Hache
27 KHAI. ARROJA TU BASTÓN
–¡Levántate!
–¡No puedo, Khai!
«¡Haz un esfuerzo, una vez más!
»Primero una pierna, con suavidad. ¿Ves? ¡Lo has conseguido!
»Ahora la otra pierna. ¡Con cuidado! Sin prisa. Apóyate en el bastón.»
–¡Es verdad! ¡Puedo!
«Ya estás en pie.
»Ahora, arroja tu bastón, no lo necesitas. Sólo queda andar… el resto del camino.»
–Tenías razón Khai, no era imposible.
–Y tú tienes el coraje… En ti tienes la fortaleza que necesitas, eres tu propio bastón. No necesitas seguirme, también eres Khai.
Ángel Hache
26 KHAI. MI HERMANO
Los días pasan.
Largo el trecho por andar,
corta la travesía recorrida en compañía,
en soledad.
Mis pasos ya torpes.
Busco descansar.
La parca me llama,
ya siento sus pisadas acercándose más y más.
¡Bienvenida hermana!
Ya no necesito mi cayado,
tu mano le sustituirá por largo,
largo tiempo
en este viaje sin final.
¡Al fin sé quién eres, Khai!
¡Mi hermano!
¡Sé quién soy, Khai!
¡Tu hermano y… mucho más!
Muero porque no muero…
una vez más.
Ángel Hache
SIN BATALLAS
No hay más batallas, ni más guerras que ganar. Deberíamos desterrar de nuestro léxico estas palabras. Sólo hay desarrollo, crecimiento, evolución, alianza… fusión. Nadie es nuestro enemigo. Todo aquello que nos recuerde que hay otro fuera de uno; que yo soy mejor que tú; que he llegado antes; que soy más inteligente que tú; que soy un privilegiado; un elegido… deberíamos olvidarlo y disolverlo en la nada.
Somos seres únicos, cada uno con un objetivo en cada momento muy particular que hemos de descubrir. Somos un organismo, dentro de otro organismo que está dentro de otro organismo… Podemos cuando así lo deseemos SER CONSCIENTES del Organismo Total, estemos en la “porción” que estemos, y vivir a partir de ese instante la Vida con conocimiento y mucho más importante, con Amor.
Ángel Hache
25 KHAI. EL CAMINO DEL CORAZÓN
–¿Cuándo seré como tú? –Le preguntó el niño al anciano.
El anciano, sentado sobre una roca, giraba un bastón haciendo círculos en la arena. Parecía no escucharle.
El niño le volvió a repetir la pregunta. El anciano no se inmutó.
–¿Cuándo seré como tú? –Por tercera vez el niño le insistió.
El anciano se volvió hacia él. Con una leve sonrisa le contestó:
–Cuando nada desees para ti y sigas el camino de tu corazón y no el mío, entonces Khai será una realidad en tu vida.
Ángel Hache
EL BARRO
En el Universo existe la forma en diferente estado vibratorio.
El Ser experimenta la vida como el niño se tira al barro cuando lo ve por primera vez. Se pone "perdido", lo disfruta. Crea figuras, que le salen mejor o peor, mas son las suyas, fruto de su imaginación y sus manos...
Sus padres no lo regañarán, disfrutarán con él y recordarán cuando ellos empezaron a "jugar".
Ángel Hache
EL BUSCADOR
Un día me levanté un poco aturdido por un sueño, que aunque no recuerdo en profundidad, me dejó más que pensativo. A partir de entonces me interesé por la existencia de vida en el cosmos y, sobre todo, por la posibilidad de que alguna civilización extraterrestre hubiera entrado en contacto con la nuestra.
Días más tarde abrí el periódico, pero esta no era una jornada más…: “Avistamiento de un objeto volante no identificado sobrevolando en pleno día la capital”, acompañado el texto por una imagen del ovni. Así me vi, sorprendido, y me dije “por qué no”. Quise investigar más...
SOY EN EL NO-SER
Contemplo mi vida, con sus alegrías y tristezas.
Cuando veo el camino transcurrido, siempre acabo mirando el agua serena del lago. Veo a quien no es y sin embargo ahí está. Lo toco y se disgrega, volviendo instantes después a mostrarse como antes.
Me levanto y sigo mi camino. ¿Habrá desaparecido mi rostro con mi partida, o algo de mí permanece en el lago para siempre?
Levanto la vista hacia la bóveda celeste. En la despejada noche, elevo mi mano hasta “tocar” una estrella con un dedo. ¿Qué nos separa, qué nos une?
Soy en el No-ser.
Sigo caminando, eterno peregrino.
Ángel Hache
EN MÍ
¿Por qué te escondes alma mía?
¿Por qué este desespero, esta agonía?
¡Qué noche tan oscura!, ¡qué locura la mía!
¡Ay amor…, que tristeza, que congoja!
¿Eres real como el alba de cada día?
Qué sentido vivir sin ti, en este mundo pueril.
No puedo seguir… ¡Háblame!
¡Dime que estás ahí!
O mejor, que estás en mí.
Ángel Hache
22 KHAI. LA CEGUERA
El joven discípulo le preguntó al anciano maestro:
―¿Quién es Khai? Pues he oído hablar de él pero nadie me da una respuesta satisfactoria.
El anciano maestro se alejó. Al cabo de un buen rato volvió donde estaba el joven discípulo, preguntándole:
―¿Has visto a alguien en mi ausencia?
El joven le respondió:
―¡No maestro, nadie se ha acercado por aquí, a nadie he visto en tu ausencia!
El anciano sonriendo le miró y le dijo:
LOS APESTADOS
Vivimos en un tiempo midiéndolo cronológicamente entorno a un personaje histórico. Si das unos pasos por la Tierra verás que otros como tú, como yo, tienen otra vara de medir, otro personaje histórico. Los calendarios se basan en los movimientos estelares basados en los ciclos de la Luna o el Sol. Los errores en calendarios pasados se han ido corrigiendo acercándose más a una realidad más objetiva.
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