La vida transcurre.
El viento,
mueve las hojas de los árboles,
caen balanceándose
sabiendo su destino:
ser parte de una tierra que las acoge,
deshaciéndolas lentamente
hasta fundirse
y ser uno con ella.
Así,
la vida transcurre...
lentamente.
De nuevo la savia alimenta,
ahora, jóvenes brotes,
nuevos árboles,
vidas...
Las mismas de siempre renovadas.
Khai permanece inalterable,
contemplando,
sintiendo
y siendo uno con todo.
Khai,
una hoja mecida por el viento
y en las manos del Creador.
Ángel Hache