No sabe qué pasa, pero un corazón necesita una mano.
-No te conozco pero toma mi mano y caminemos juntos.
Me mira, sonríe y acepta mi mano.
Los dos seguimos caminando, ya no estamos solos y sonreímos.
Silencio, sobran las palabras.
Vemos a otros caminantes, nos sonríen.
Somos multitud.
Ángel Hache