Madre Tierra, gracias.
Por acogerme.
Darme calor,
alimento.
Llevarme de la mano.
Enseñarme los confines de tu ser.
Pisar tu suelo.
Volar en tu cielo.
Mecerme en tus aguas.
Vivir en tus entrañas y
darme herman@s.
Gracias por hablarme de mi Padre,
con susurros,
con el mayor afecto posible.
Y con una sonrisa,
desearnos con amor que tengamos un buen viaje,
y que el encuentro
con nuestro Padre
sea dichoso.
Ángel Hache