Te vi,
vi la vida pasar en ti.
¡No te alejes!
Déjame sentirte una vez más,
escuchar tus mudas palabras.
Alma,
al trasluz,
te muestras espléndida.
¡Vuela! ¡Vuela!
Alma mía,
dejo atrás el dolor
la aflicción…
¡soy libre!
¡Siempre lo he sido!
Hoy lo descubrí.
vi la vida pasar en ti.
¡No te alejes!
Déjame sentirte una vez más,
escuchar tus mudas palabras.
Alma,
al trasluz,
te muestras espléndida.
¡Vuela! ¡Vuela!
Alma mía,
dejo atrás el dolor
la aflicción…
¡soy libre!
¡Siempre lo he sido!
Hoy lo descubrí.
Tú, ya no eres diferente a mí.
Te busqué lejos,
no te hallé en los templos,
ni siquiera en el desierto.
Escuché la voz de maestros,
reflexioné sus enseñanzas
hasta que sus palabras se disolvieron en la nada.
Entonces apareciste tú, desnuda.
Y supe que siempre era yo quien me señalaba siempre el camino.
Soy el sonido de una oración silenciosa.
Te siento,
alma mía,
callada,
como la llama que nunca se apaga en mí.
¡Vuelo!
Libre… en ti.
Ángel Hache