Las palabras se las lleva el viento, su esencia permanece hasta que te liberas y ya nada te ata

LA SEÑAL



¿Dónde está esa señal que te lleva donde la felicidad reside?
La señal llega cuando sientes una caricia en tu alma.

Y te preguntarás: ¿dónde está ubicada el alma?
En cada célula de tu cuerpo está,
en cada poro de tu piel,
en tu más recóndito pensamiento,
en el sentimiento más sublime y en el más oculto;
en el ser humano que está frente a ti,
en la naturaleza que te rodea,
en el Universo en el que vives.

Mires donde mires,
ahí está tu alma.
Y está donde está la mía,
pues para el alma no hay limitación
de espacio ni de tiempo.
Y sin embargo tu identidad sigue siendo única.
Cuando decides fusionarte con ella,
no desapareces en un océano de vacío,
en la nada.

¿Cuando pasas de ser niña a mujer,
de niño a hombre,
desapareces... o creces?

¿Cuál es el momento en que dejas de ser una niña, un niño?
No hay uno concreto,
es un proceso,
el mismo que el de fusionar tu personalidad con tu alma.
Es lo mismo pasar de niña a mujer,
niño a hombre,
que el de una personalidad ser un alma.
Simplemente el siguiente paso en la evolución
y sólo se consigue comenzar ese proceso
cuando en tu vida tú ya no eres la única,
el único que importa,
sino que tus motivos personales
se van fusionando con los del Alma de la Tierra.
De quien eres una hija, un hijo, en realidad.

La caricia te la da un ser que te ama,
y te pide compartir el amor con todos.

Ángel Hache

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