Las palabras se las lleva el viento, su esencia permanece hasta que te liberas y ya nada te ata

CARTA A MI HERMANO



(Diario de la peregrina Pelirroja)



Jueves … del … de 2…



Mi querido Hermano, ¡cuánto te echo de menos! No, no me riñas, que ya te escucho dentro de mí. Ya sé... ¡Siempre estoy contigo!, eso es lo que me dices siempre, y te siento Hermano, sé que es así. Pero hoy es un día especial, ya lo sabes. Terminó el jolgorio, la celebración, las risas con los amigos, y ahora todo es silencio, paz. Sentada en mi escritorio y ante mí la ventana por la que entra la luz azulada de mi amada Luna. Hoy en mi corazón hay una mezcla de alegría y de tristeza, de ilusión y melancolía. 

¿Te acuerdas Hermano de aquellas noches de invierno asomada a esta misma ventana?
¿De las conversaciones que teníamos tú y yo? La Luna era un fiel testigo. Aquellos fueron momentos inolvidables.


Pero esa jovencita pelirroja se ha ido haciendo mayor. Ya no tengo trenzas, ni pecas, y ya no miro tanto a la Luna. Parte de esa Magia se perdió con el “estirón”. Hoy, en la madurez y con melancolía, pero con mucha ilusión y confianza, siento la necesidad de escribirte esta carta, que es el preludio de muchas más. Porque aunque parte de esa magia se fue, te sigo echando de menos en esta dimensión, en esta realidad. Y esta carta, que como siempre y recordando las muchas que te he escrito de niña, va con el remite de “tu pelirroja” y como destinatario “para mi Hermano” con H mayúscula. Nunca me fueron devueltas… me imagino que alguien las leería o las tiraría a la basura, puede, y también, es posible, que te llegaran a ti.
Pero hoy sé que te llegará esta carta. Los sentimientos, los pensamientos, las emociones, cuando se escriben, cuando adquieren forma propia a través de la palabra escrita, toman Vida, son Vida.
Todavía llevo grabada en mi alma a Fuego Vivo el momento en que te conocí, hace ya muchos siglos… hace un instante para mi Corazón. Mi alma te recuerda desde entonces, aunque sé que te “conozco, te amo” desde siempre y para toda la eternidad.
Grabé a fuego todo lo que me enseñaste entonces. Mi Corazón se fundió con el tuyo e hice un compromiso de Amor contigo. Tú me dijiste entonces, más bien a mi corazón, que aunque tenías que marchar, te harías millones de burbujitas de Fuego y de Luz, tantas como seres humanos, como hijos del Padre hubiera sobre este Precioso Ser llamado Tierra. Que tu hermoso rostro, al que tanto amé, y que todavía hoy me hace vibrar de pies a cabeza, cambiaría a lo largo de los siglos, de las eras. Un rostro distorsionado en millones de puntitos, y cada puntito con un rostro humano, en donde palpita un corazón. Pero es tu rostro, Hermano.
Sé que Tú lo eres Todo, que siempre eres TÚ, que todos somos TÚ, que Tu eres en cada corazón. Sé que estás en mis hermanos, que palpitas en el corazón del Fuego, que te entregas en cada suspiro del viento, que das Vida en cada gota de Agua, que das tu sangre en la esencia de cada grano de tierra. Pero este corazón de mujer, que te amó, que te ama y te amará siempre, te recuerda, te anhela, te abraza con sus emociones y sentimientos, con sus recuerdos.
Sé que también estás aquí, querido Hermano. Tengo la certeza absoluta, porque mi Corazón así te ha esperado, lo sabe, te siente, te huele… Se también que aunque mis ojos físicos no te reconocieran aunque te tuviese frente a mi nariz, sabría que estás, y fuese quien fuese el hermano que tuviera a mi lado, serías Tú siempre, porque así me lo prometiste, y sé que así es.
Y aquí estoy, Hermano del Alma, cumpliendo con mi compromiso de amor contigo.
Amo tu sueño, porque lo hago mío, porque mi corazón es el tuyo, pero vivir en esta realidad sin tenerte a mi lado, como entonces, es duro.
Contigo aprendí el Amor Incondicional, lo sentí, lo experimenté, lo viví. Y hoy, Hermano mío, con lágrimas de luz y de sentimiento en mis ojos, te pido que me des fuerza, que te hagas sentir como un trueno en mi alma, como un volcán en mi corazón.
Vivo por Ti, para Ti y en Ti.
Sé que recibirás esta carta. Hoy, mañana, o dentro de unos años… da igual. Y sé que recibiré respuesta por tu parte, porque no estoy sola, hay millones de hermanos que como yo, te amamos, trabajamos contigo, lo damos todo, vamos con los pies descalzos y las manos siempre abiertas, y sé que cualquiera de ellos puede ser tu voz, tu corazón y tu mirada.
Se me cierran ya los ojos de sueño, amado Hermano. La Luna ya me ha dado sus buenas noches. Todo mi Amor, que es Tuyo.

Mabel Roche



 RESPUESTA DADA POR JOHN CHRISTIANSON a la CARTA A MI HERMANO

Han pasado años, quizás demasiados desde tu punto de vista, pero qué importa el tiempo cuando nada es, cuando con solo sentirlo podemos caminar juntos entre millones de “burbujitas”. ¿Y, no es así? Has avanzado, mejor dicho, has amado más, pues de eso se trata. Yo, ahora, ya no soy el mismo que conociste pues también he cambiado, mi rostro acumula lo andado en este mundo desde entonces: soy la síntesis de todas las razas, la culminación de todos los anhelos de las almas peregrinas. Y aun así puedes contemplarme en cualquier rostro si miras con tu alma amante. Estoy entre vosotros aun antes que esta Tierra girara alrededor de su sol, cuando sólo erais un pensamiento, “mi pensamiento”, y seguiré estando con vosotros cuando, cual semillas, os “siembre” en los confines del universo.
Ahora, en este instante, abre tus ojos, te esperan tus hermanas y hermanos peregrinos. “Da”, es todo cuanto este espíritu te solicita.


Mabel Roche

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