Las palabras se las lleva el viento, su esencia permanece hasta que te liberas y ya nada te ata

EL VIENTO HABLÓ



Tanto tiempo sintiendo tu ausencia. Me sentaba, meditabundo, mi mirada perdida en el horizonte, esperando…
Pasaba los días, los años, y tú no aparecías.
Cada día, sentado en la misma piedra, seguí, confiando que tu silueta se acercaría a la mía.
¡Me faltas tú! ¡Lo gritaba al viento!
Y el viento habló…

Fue en el callejón del Gato, una tarde de otoño en la vieja villa, donde te vi… Los dos entramos en él al mismo tiempo, ambos desde el lado opuesto, como sus espejos, como fue nuestra vida hasta ese instante. Tu vestido azabache mecido por el viento atrajo mi atención, mas fueron tus ojos verdes y tu sonrisa al cruzarnos la que te delató… ¡Eras tú, siempre tú!
Me miraste como sólo el amor sabe hacer. 
Mi alma me lo decía… Te reconocí y el fuego de tu cabello lo confirmó. Tu alma te lo dijo también.

Al alba de un nuevo día ya nada era igual que ayer. 
Nuestras manos se enlazaron para nunca más soltarse.

La piedra de mis confidencias, hoy, permanece vacía…


Ángel Hache

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